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Poesía, relatos, entrevistas (página 2)



Partes: 1, 2

Por una parte en una novela que se llama
Días giratorios de la noche en la que la protagonista
pierde la dimensión sónica de forma repentina y se
enfrenta a un mundo al que le falta esta dimensión. Por
otra parte, me acaban de invitar a realizar para la Tate Modern
el Árbol de Borges. Es un árbol del que cuelgan
citas de Borges. También empecé a co-editar con
Isabel del Río, una escritora bilingüe que escribe
cuentos deliciosos, una antología de escritoras hispanas
que viven en Inglaterra. Somos muy pocas, pero como que formamos
parte de un satélite hispano en Londres. De broma, me
refiero a este proyecto como "una antología de morenas
hispanas con ojos morenos residentes en Inglaterra, con la
excepción de dos de ojos azules y pelo plateado". Queda
por encontrar editorial. Es un proyecto interesante, pero
difícil.

-¿Nos podrías recomendar
algunos Libros?

La lectura es siempre un encuentro, como
cuando te embarcas en una amistad nueva, lo haces porque de
alguna forma esa persona te toca. Y también es algo en
parte generacional. Como ya he mencionado, la primera obra que
verdaderamente me impactó fue Hojas de Hierba de Walt
Whitman …

… Rápidamente y al azar, te
digo lo que se me pase por la cabeza durante los próximos
veinte segundos:

J. G. Ballard acaba de morir. La
exposición de atrocidades y sus cuentos y luego todo lo
demás, excepto Corriendo al Paraíso.

La obra teatral de Beckett.

En las montañas de Holanda de Cees
Noteboom, sobre el deseo (Me encontré este libro en la
calle, sin tapas. No sabía quién era su autor y el
libro me sorprendió).

Los viajes de Gulliver, de Swift

El Aleph de Borges y explorar su
obra.

Si una noche de invierno un viajero, de
Italo Calvino.

El país de las maravillas, de Lewis
Carrol.

El país de las últimas cosas,
de Paut Auster y Trilogía de Nueva York.

La Habitación Sangrienta, de Angela
Carter.

La literatura portátil de Enrique
Vila-Matas, que en cierto modo Roberto Bolaño retoma y
desarrolla.

Me interesan las lecturas contrastadas.
Leer a Paul Celan y la poesía de Bukowski, los cuentos de
Cortázar ("Adiós Robinsón") y la obra
seleccionada de Kathy Acker.

 ¿Qué
consejos darías al lector de esta revista, hombres y
mujeres con ganas de reflejar sus propias
historias?

Que se adhieran a la silla y se pongan a
plasmar lo que quieran plasmar, que hagan todo lo que consideren
necesario para hacerlo, que creen las circunstancias propicias
para poder adherirse a la silla.

 -Regálanos
unas últimas palabras sobre cualquier tema que te
interese…

Afortunadamente y desafortunadamente me
interesan casi todos los temas. Me fascina la neurociencia. Nos
puede dar claves para que nos entendamos mejor como seres
humanos, para aclararnos. El cerebro es un órgano
asombroso. Billones y billones de neuronas en danza
increíble …Termino con un trozo que está al
principio de Slumberville:

Le fascinaba la vida invisible, sobre todo
la vida invisible del cerebro, los billones de células que
estaban en un estado incesante de comunicación, como si
nunca se cansaran, durante la vigilia, al dormir, al
soñar. Veinticuatro horas al día. Y ahora ante la
calculadora del ordenador, Eureka recordó que el
día que le entrevistaron para el trabajo, la doctora
Mossman le dijo algo que había oído varias veces.
Le dijo que cada cerebro era como una galaxia, cada cerebro era
único, cada cerebro era diferente, cada neurona era
diferente, como era diferente su relación con las otras
neuronas. Y que si se unieran las conexiones neuronales en una
línea, llegarían a medir 800,000 kilómetros
de longitud. Todo eso ella ya lo sabía, pero de alguna
forma le costaba creérselo, como también le costaba
creerse lo que se decía de que si se unieran las
conexiones neuronales en una línea, la línea
podía cubrir la distancia de  ida y vuelta a la luna.
Lo que más le sorprendía eran las cantidades
exorbitantes, el que en cada cerebro hubiera billones de
células, el potencial incesante que esos datos implicaban,
la orgía de posibilidades que cada cabeza
albergaba.

  [*] Fundador de
la Revista de Creación Los Herederos del Kaos.
California, EEUU.

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SUSANA MEDINA nació en
Inglaterra (Hampshire) en 1966. De madre alemana de origen checo
y padre español, tras vivir unos meses en Alemania, su
familia se trasladó a España (Valencia) en 1968,
donde se educó. Al leer en las cubiertas de libros que los
escritores a menudo viven en otros países, cuando
tenía 19 años se fue a Londres. Fascinada por el
'multi-culturalismo' y las subculturas de esta ciudad,
estudió Historia del Arte e Italiano en University College
y vivió durante un año en Venecia y Bolonia donde
estudió en el DAMS con Umberto Eco y Dario Fo.

Aunque más o menos residente en
Londres desde 1987, hasta hace poco tiempo ha escrito en
español, su lengua materna. Trozos de Una, una anti-novela
escrita cuando tenía 25 años, recibió una
Beca Creativa de la Generalitat de Valencia. Otras aventuras
narrativas incluyen Cuentos Rojos (1997) que incluye el Premio
Internacional de Cuentos Max Aub y Souvenirs del Accidente
(Germanía, 2004), que reúne poemas, aforismos y
textos. Philosophical Toys (2007) es su primera novela en
inglés, de la cual proviene el corto
cinematográfico Buñuel's Philosophical Toys (24
mins), que se ha mostrado internacionalmente.Siempre ha escrito
en una diversidad de medios interdisciplinarios, fascinada sobre
todo por los huecos existentes entre las artes, los
géneros y las disciplinas, lo lúdico y lo
mortalmente serio. ("A menudo se confunde la coherencia con la
homogeneidad. Para ser coherente, el arte debería disparar
en todas direcciones", dice en Souvenirs del Accidente). En 1992
y 1993 recuperó una serie de espacios abandonados para
organizar varias exposiciones internacionales que gozaron de
buena acogida por parte de la crítica y la prensa, en
especial Space International y Reproducciones, en
conjunción con el video-artista Derek Ogbourne y John
Russell (editor de Frozen Tears). Ha colaborado con artistas, y
revistas sobre arte, así como publicado y dado una serie
de ensayos y conferencias sobre arte, literatura, cine y
fotografía. Su obra literaria se ha publicado en numerosas
antologías y revistas y ha sido traducida a varias
lenguas. Es traductora voluntaria para PEN, en el Programa de
Escritores Encarcelados.Actualmente está inmersa en
Slumberville (una novela sobre sueños). En junio 2006
obtuvo su doctorado, Borgesland (sobre espacios imaginarios en la
obra de Jorge Luis Borges), que realizó en Birkbeck
University de Londres, donde originalmente cursó su MA en
Estudios Hispánicos. Enseña literatura
hispánica en la Universidad de Middlesex, Londres.Otros
honores incluyen la beca de investigación 'Arts and
Humanities Research Board', el premio 'The Snowdon Award' y una
beca de escritura del Arts Council (febrero 2008), para su
novela, Días giratorios de la noche.

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Juan Carlos Vasquez

(Valencia, Venezuela, 1972). Autor del
libro de relatos Pedazos de Familia (Estival teatro, Venezuela
2000). Otros textos han sido publicados en diversos
volúmenes colectivos y antologías en Chile,
México, Estados Unidos y España; asimismo en
columnas periodísticas del Diario El Impulso
(Barquisimeto, Venezuela). Formo parte del proyecto Literario y
artistico Mirages from an Unreal World by Laura Orvieto, Author
house (New Jersey, Estados Unidos 2010). Integrante del grupo
cultural Spanic Attack (New York 2004). Obtiene distinciones en
los Concursos de Poesía Pro lingüístico y
Multimedia Premio Nosside (Calabria, Italia), Edizione 21/2005,
Edizione 22/2006. Semifinalista en el Concurso de poesía
Pasos en la Azotea (DF, México 2006). Ha vivido en Tampa,
FL, Nueva York, San Francisco (California) y Barcelona
(España).

http://arquetiposdemiyo.blogspot.com

juancarlosvasquez72@hotmail.com

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Tres
días

Por Juan Carlos VásquezAbro los ojos, me pongo
de lado, veo la silueta de Marisa, me alegro de que nos hayamos
reconciliado. Trato de decirle algo, pero está
profundamente dormida. De madrugada la oí delirar en un
par de ocasiones. Eran casi las tres de la madrugada. La
había observado infinidad de veces, nunca me había
sentido tan feliz. Al menos he desarrollado una nueva capacidad
casi prodigiosa, y eso me permite hablar de lo que ella quiere y,
a la vez, pensar en otra cosa.Anoche traje vodka; aprendió
con esa bebida qué es la subida, la crisis, la
alucinación. La vi sacudir la cabeza. Aunque fingía
indolencia, no le importaba explicarme que se vomitaría
encima.La Etamina, Zyprexa y quizá el Dipamine, forman un
cóctel estupendo, cuando menos para hacer un viaje astral.
¡Cómo nos reímos, aunque le temblaba todo el
cuerpo se dejó amar! Marisa y yo, al menos, hemos padecido
diez rupturas; algunas por razones muy justificadas… otras
sin causas aparentes.

El primer obstáculo fue la familia, la segunda amantes
diversos, y la más reciente una extraña
vocación de sacerdotisa que casi arruina nuestro amor.En
pijama me reprochó no haberse curtido en caminos
espirituales, anoche la escuché, en tiempos de crisis esto
lo aprendes pronto. Han pasado doce horas desde entonces y ella
sigue descansando, pronto todo se repite. Despierta, me abraza.
Otra vez me veo siguiendo sus pasos por un laberinto de pasillos.
Luego dormir con la radio encendida. Recuperar algún tema
de discusión. Que mis hábitos, que sus
hábitos, que soy un desorganizado. Incapaces de buscarle
soluciones a eso nos besamos.

Anoche a su manera salimos de la rutina, mientras la vi
alejarse hacia el cuarto tenía un clamoroso pánico
del futuro, empuñaba la botella de vodka y una jeringa
casi se le salía del pantalón. Ignoro lo que
haría en aquellos minutos. Ignoro si debía
acompañarla. Que más le contaría si todo se
lo había contado. De la enfermedad, de los ingresos, del
cajón abarrotado de pastillas, porque nuestras vidas
habían sido una montaña rusa, subiendo, bajando,
perdiendo trabajos, buscándole justificación a mis
viajes sin fecha de retorno. Desde el salón la
escuché cantar, luego tiró algo contra el piso y me
llamó. Al ver que no iba me pregunto si con el tiempo
resultaríamos favorecidos. No sé a que se
refería. Entonces volvió a cantar.Anoche me
acosté y la vi con sus ojos semiabiertos rasgándose
la cara. Tenía un motor de inyección que gobernaba
su decisión. Viajaba como siempre, ella hacía y
deshacía yo la miraba tratando de entender todos sus
gestos.-¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquella
noche?Ya no pierde peso, ya no me dice nada, se le fue mitigando
el hambre en forma paulatina. Ya no hay excursiones secretas al
refrigerador. Su cuerpo pesado, amorfo, desajustado, pero no
tengo instrumentos para hacer nada. Un día más un
día menos según se mire.Siento deseos de abrazarla,
de acariciar su cabello, reparar nuestra intimidad. He vuelto a
reír duro. No sé si lo suficiente. Hurgo en mi
memoria un dicho, una cita, algo que la haga reír, me
siento, me planto a beber, me emociona tanto el trago que pongo
música. Me demoro en decir algo al pensar pero se lo digo
gritando y uso una de sus pastillas buscando estrategias. Me
causa temor el que no hable nada entonces no puedo más y
la toco, la tomo por un brazo y la empujo hasta colocarla boca
arriba.No me reconoce, se ha encerrado, no quiere ningún
contacto con el exterior. Si me lanzara una silaba no la
molestaría más pero no lo hace, le reprocho.

-¡Que siempre colaboro! -insisto en molestarla para que
reaccione. Le pido nuestros ahorros. Marisa puede decir misa pero
igual despilfarra. Inventará algo. Como yo escribo
poesía aquella vez me dijo que la música
también era poesía, me mostró un pentagrama
con una encadenación de notas y salió corriendo
para comprar un piano. Una semana sin comer. Allí
comenzó otro de los tantos episodios desfavorables que no
quiero repetir. Cuántas veces lo hice.Ahora estaba seguro
de lo que deseaba. Rápido me puse de su lado y la abrace
explicándole que ya no me iría. Nunca me
había prohibido nada y la única forma que
tenía de vencer un pecado es ceder ante ellos y ya yo
había cedido ante todos como Marisa. Ahora mi única
tentación era su amor y su cuerpo.

Afuera empezaba a escucharse agitación, el ruido de los
motores de los autos. Cuántos estarán en la misma
confrontación. Yo quería elaborar un nuevo proyecto
de vida por eso utilizaría todo el tiempo necesario para
analizar mi relación con Marisa. Ninguna teoría de
la vida me parecía tan interesante comparada con la vida
misma.Sé que muchas veces la he molestado pero siempre nos
hemos puesto de pie y hemos recorrido los caminos juntos,
mientras pienso una aguda punzada me atraviesa, me hace temblar.
De repente brota una bruma de lágrimas, abro mi mano y la
pongo sobre su espalda, la frialdad me asombra, un aleteo me
perturba en los oídos. Ella que siempre tuvo una
temperatura tan alta.El color escarlata de sus labios se disipa y
se torna oscuro entonces acerco mis labios a sus labios, la
levanto, la vuelvo a poner sobre la cama, difícilmente
puedo sacarla de su posición. Le quito la ropa, la cubro
con las sabanas, la peino con mis dedos. Trato de reparar el
descolor de sus labios pintándolos. Poco a poco fui
sintiendo una risa surgir desde lo más profundo de mi
estómago, me puse a jugar con un largo cortapapeles que
tenía forma de caparazón de armadillo.

Comenzaba a preguntarme hasta qué punto
resistiría. La puesta del sol alumbraba de un dorado
extraño las ventanas superiores de la casa y me
sentía totalmente feliz. Bastaba que volteara, observar a
Marisa mientras sacaba un cigarro de la pitillera. Las hojas
secas comenzaban a caer con la brisa y la incertidumbre junto a
una risa nerviosa hacían una ilusión que trataba de
descifrar.Marisa tenía las orejas tiesas con las puntitas
negras. En aquel momento por primera vez vi más
allá de la vanidad, de la farsa, de la estupidez, del
vacío. Me había dado cuenta del profundo amor que
sentía por Marisa. Empecé a retroceder,
empecé a sentirme agotado, seguro de no haber logrado
nada. Traté de pensar que cuando se tiene una experiencia
inquietante la mente hace toda clase de malas pasadas. Pude
distinguir mi ira. Marisa y su inmovilidad la habían
provocado. Marisa y su diario cotidiano. Ese corto y delgado hilo
que divide un amor grandioso de lo cursi, la cabeza me daba
vuelta y sentí un mareo acompañado de nauseas.
Recorrí la habitación con la mirada. Arrugué
la nariz al oler un aire mohoso y viciado, mientras recuperaba
recuerdos el calor se incrementaba, la gordura de su rostro.

Centrada en el techo ¿qué veía?Notaba una
nube de desesperación suspendida. Era demasiado doloroso.
Esta vez la sacudí más fuerte. Le hable durante
más de dos hora sin detenerme. De la primera carta, de los
poemas, de las mezclas. Su elección a mi entender era
simple pero quería convencerla. Estaba obligado a escuchar
algo de sus propios labios, le grité, le exigí con
más fuerzas sacudiéndola por enésima vez con
tal violencia que cayó de la cama. La cabeza me daba
vueltas, respiré con dificultad, más bien
resollaba. Sentía que se agotaban todos los tiempos. Horas
en que me sentía más débil de tanto insistir
en sus señas y me tambalee hacia atrás y el
calendario.Tres días después no concebía un
solo minuto más. Examiné mi aspecto, temblaba,
Marisa estaba unida a mi existencia, mi ensueño
transcurrió. Corríamos juntos y nos
acercábamos de prisa. Ella se iba descomponiendo en su
recorrido, planteándose nunca más ponerse en cuerpo
entonces mi carrera bajaba de intensidad hasta quedar en medio
esperando un diagnóstico.Haciendo guardia creí
escuchar voces y ver una sombra que correteaba. Algo que le
devoraba la piel. Aquel silencio fue sustituido por un sonido
extraño, un hervir, como si miles de organismos
minúsculos y pegajosos lucharan por un bocado dentro de
sus ojos arrancándole la última mirada.

 

 

Autor:

Juan Carlos Vasquez

 

Partes: 1, 2
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